sábado, 1 de agosto de 2009

Heitor Villa-Lobos: crónica de un descubrimiento


Un día, finalizando el curso de ingeniería en la Universidad del Valle, participaba de una manifestación organizada por el movimiento estudiantil. La policía estaba bastante nerviosa con los acontecimientos y todo el grupo de estudiantes comenzó a correr por una avenida cerca de la estación de ferrocarril de Cali. Algunos estudiantes comenzaron a huir y otros estaban dispuestos a enfrentar los furiosos agentes de estado. Yo estaba con mi amigo y colega César Arévalo, un poco desconcertados, viviendo un dilema, que debíamos resolver en pocos segundos, que nos daría un calificativo por parte nuestros compañeros de lucha, pues dependiendo de la decisión que tomásemos seríamos llamados de coherentes con el movimiento estudiantil o de omisos y descomprometidos. De repente Cesar tomó el reloj y me dijo: "Carlos ya es hora de ir para el curso”. Salimos corriendo con la policía detrás, consiguiendo tomar un bus que nos condujo cerca del Teatro Municipal de Cali, en donde la musicóloga y profesora de la Universidad del Valle, Pilar Lago, venía dictando un curso de apreciación musical. Ese día la profesora Pilar iría hablar sobre Heitor Villa-Lobos, compositor brasilero.
        Cierta vez hablándole a César sobre la riqueza melódica y armónica de la música brasilera me respondió con su tono profesoral: “Claro,  ellos tienen a Heitor Villa-Lobos”. Pilar Lago nos decía que Villa-Lobos pertenecía a un movimiento que los musicólogos denominaban nacionalismo musical, que en América apareció de manera tardía con exponentes como Alberto Ginaestera (Argentina) y Carlos Chávez (México). En Europa tendríamos a Dvořák (República Checa), Grie (Noruega), Sibelius (Finlandia), tal vez de Falla (España) y tantos otros.
        A pesar de que Pilar Lago y el resto de musicólogos consideren a Villa-Lobos como un músico nacionalista, el compositor nunca aceptó ser catalogado en ningún movimiento musical. Creo que la mayoría de los artistas se niegan a ser clasificados de alguna cosa, como suelen hacerlo los críticos e historiadores. Imagínense que alguien venga a decir un día que Carlos H. Llanos pertenece al movimiento ingenieril espiritualista de Colombia.
        Villa-Lobos fundó orquestas y conservatorios, dejando un gran legado para los jóvenes músicos brasileros. Sus obras incluyen influencias de ritmos regionales, que conocía muy bien, pues aún siendo joven decidió recorrer el país para conocer de cerca la riqueza musical de regiones pobres y olvidadas. Fue menospreciado por los críticos brasileros, que sólo lo tuvieron en cuenta cuando ya su música había ganado espacio y la admiración en Europa y Norte América. Una vez hablando sobre su viaje a Europa dijo que, al contrario de lo que decían los historiadores, no había viajado a aprender composición con los franceses. Realmente, cuando salió de Brasil ya estaba maduro como compositor y el motivo de su estadía en Europa fue más para difundir su trabajo. Era realmente un genio musical. Me gusta mucho una frase suya: “Considero mis obras como cartas que escribí para la posteridad sin esperar respuesta”. Reconozco allí que algo grande estaba hablando a través de él.
        Me parece natural que los jóvenes músicos brasileros de las años 50 se hubieran beneficiado de la herencia dejada por Villa-Lobos (incluyendo los bossanovistas), como sugirió mi amigo César Arévalo. Son muy conocidas las célebres Bachianas Brasileiras. La que más me impresiona es la número dos, que también es conocida como el Trenzinho caipira (El Trencito Campesino). La obra evoca el sonido y movimiento de un trencito que se desliza por los rieles sobre un paisaje campesino. Una obra prima. La escuché por primera vez haciendo una siesta en casa, escuchando un programa de la emisora de la Fundación Carvajal. Simultáneamente mi amiga, compañera de andanzas y música Dalia Pazos la estaba escuchando en Cali. Cuando nos encontramos los dos dijimos simultáneamente, en coro: “Descubrí una bella obra de Villa-Lobos”.
        Después de casi 30 años me parece que mi amigo y yo tomamos la decisión correcta, no hay mejor compromiso que abrazarse con el arte. Sin percibirlo en el momento, la obra Villa-Lobos estaba insinuandonos un camino posible, la busca de las raíces como base de la expresión: el origen como verdad. Un mensaje que también he encontrado en poetas como Ezra Pound, E.E. Cummings, William Blake, J. L. Borges, Aurelio Arturo, León de Greiff, Alvaro Mutis y en textos de García Márquez.
        El Trenzinho caipira, que hace parte de la Bachiana No. 2, recibió posteriormente una bella letra de la mano del poeta brasilero Ferreira Gullar. El tema original puede ser escuchado y visto bellamente ambientado aquí: http://www.youtube.com/watch?v=pjDZUetrDCM&feature=related.
        Villa-Lobos compuso también varios choros. Este para guitarra es bien famoso y preferido por los estudiantes de guitarra, interpretado por el conocido guitarrista brasilero Turibio Santos: http://www.youtube.com/watch?v=lqnVCIzyVEU

2 comentarios:

  1. Como? No lo sabias? Pero claro!!! ya apareces como uno de los inspiradores del movimiento ingenieril espiritualista, pero no del ambito parroquial donde naciste, sino del globo entero. Buena oportunidad para practicar la Aceptologia.
    Delicioso relato, incluso esa veronica al destino cuando tu amigo mira el reloj y sale la accion perfecta para no estar donde no le correspondia a una Conciencia como la tuya e ir a donde si, acto donde se siguieron sembrando las semillas que hoy, unos momentos despues, cosechamos tus amigos tu saber amplio e inspirador.

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  2. me gusta lo de escribir cartas sin esperar respuestas... mi escritura está bloqueada creo que desde que pude percibir que aún espero respuestas ó comentarios de mis amig@s.... gracias primo

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