domingo, 17 de junio de 2012

"O Barquinho"

Volviendo a las notas sobre la Bossa Nova existe una canción que siempre me ha impresionado y sensibilizado por su simplicidad y belleza: “O Barquinho” (El barquito). Esta canción fué escrita en los origenes de este movimiento musical por Roberto Menescal y Ronaldo Bôscoli. El primero siempre ha sido considerado un gran guitarrista y compositor, mientras que el segundo era un periodista especializado en música. Uno de los principales problemas de los nuevos compositores era como llegar hasta las grandes casas grabadoras, que en la época dominaban el mercado de la radio y televisión. Hoy en día seria bien más fácil por el acceso a la internet, Youtube y los estudios musicales particulares. Para contornar estos problemas Ronaldo Bóscoli, que era un grande galán, se aproximó de una cantante famosa llamada Maysa Matarazzo. El apellido Matarazzo venia de su marido, heredero de una rica familia tradicional de São Paulo. La bella Maysa tenia grandes ojos verdes, talento como compositora de canciones y una excelente voz. Además de esto, la cantante resultó ser una mujer de gran personalidad, que enfrento la tradicional familia de su marido con varias discusiones que acabaron finalmente con su matrimonio. De cualquier manera, Maysa ya había conseguido un espacio musical antes de su separación conyugal, y llegó rápidamente a sobresalir en el escenario musical de la segunda mitad de la década de los 50. Además de su talento era famosa por sus actitudes contestadoras contra las tradiciones culturales y familiares de la burguesía de su época. Fue personaje principal de varios escándalos que hacían de ella un ícone del mal comportamiento y “un pésimo ejemplo para las jóvenes mujeres de la época”. Fue en esa ocasión que Roberto Bôscoli hizo su aproximación hacía la cantante buscando que la misma hiciera algunas grabaciones de los jóvenes compositores de la Bossa Nova. En esos contactos surgió un amor pasional entre los dos que fue recientemente relatado en un seriado en la televisión (de la red Globo), creado para homenajear la vida de la cantante. Al final Maysa grabó “El Barquinho” (en 1961), que rápidamente pasó a ser una referencia de este movimiento musical.

De cualquier manera Maysa representaba, musicalmente, el viejo estilo; con voz típica de cantantes de la época: de sonido potente, que perfectamente podía ser aprovechada en espectáculos operáticos – no era una voz para la Bossa Nova, que exigía voces más suaves, sensuales, que llamaran a los espacios íntimos y más sofisticados de los oyentes. Sólo para describir mejor el escenario musical de la época existe una anécdota sobre la primera canción grabada y comercializada de la Bossa Nova: “Chega de Saudade”, en la voz de João Gilberto, grabada en Rio de Janeiro al final de los años 50. Dice la historia que cuando el disco llegó a los almacenes de discos de São Paulo los dueños de los mismos reclamaban: “esto es lo que nos envían ahora los cariocas, voces de maricones...” (cariocas es un gentilicio usado para los nacidos en Río).

Existe una segunda versión de la canción ahora en la voz de la cantante Nara León. Dicen los especialistas que la Bossa Nova nació en su apartamento en Copacabana (un tradicional barrio de Rio de Janeiro) en donde se reunía un selecto grupo de amigos: João Gilberto, Tom Jobim, Vinicius de Morais, Chico Buarque y algunos otros. Parece que Nara nunca compuso músicas, mas hizo famosas grabaciones e interpretaciones de composiciones de sus amigos. Como van a poder apreciar, la voz de Nara si tiene todas las características exigidas para este tipo de canciones: una bella voz, que nos hace imaginar la realizad de su ciudad en esta época dorada – por lo menos musicalmente.

La letra de la canción es la siguiente:

O BARQUNHO

(Roberto Menescal - Ronaldo Bôscoli)

Dia de luz (Día de luz)
Festa de sol (Fiesta de sol)
E o barquinho a deslizar (Y un barquito a desliza)
No macio azul do mar (en el suave azul del mar)
Tudo é verão (Todo es verano)
O amor se faz (El amor se hace)
Num barquinho pelo mar (En un barquito por el mar)
Que desliza sem parar (Que desliza sin parar)
Sem intenção nossa canção (Sin intención nuestra canción)
Vai saindo desse mar (Va saliendo de ese mar)
E o sol beija o barco e luz (Y el sol besa el barco y luz)
Dias tão azuis (Días tan azules)

Volta do mar (Vuelta del mar)
Desmaia o sol (Desmaya el sol)
E o barquinho a deslizar (Y el barquito a deslizar)
E a vontade de cantar (Y las ganas de cantar)
Céu tão azul (Cielo tan azul)
Ilhas do sul (Islas del sur)
E o barquinho é um coração (Y el barquito es un corazón)
Deslizando na canção (Deslizando en la canción)
Tudo isso é paz (Todo eso es paz)
Tudo isso traz (Todo eso trae)
Uma calma de verão e então (Una calma de verano y entonces)
O barquinho vai (El barquito va)
A tardinha cai (La tardecita cae)
O barquinho vai (El barquito va).

Las dos versiones son las siguientes:

Maysa: http://www.youtube.com/watch?v=hrrmxFKl_a0

Nara Leão: http://www.youtube.com/watch?v=YH3ACStz-P0

sábado, 16 de junio de 2012

Algo sobre Einstein, Kafka, Billie Holiday y credos


Cuentan que Einstein prefería compositores más clásicos como Scarlatti, Mozart y Bach a un romántico como Beethoven. Este último le parecía demasiado dramático e individualista. Es que en el caso del físico, la percepción de la música estaba más vinculada a la busca de la armonía, del equilibrio, lejos de la subjetividad. Es bien posible que esa inclinación le impidiera ver a Einstein, con buenos ojos, el mundo nuevo que jóvenes físicos venían escrutando; que creaban, en esos tiempos, los conceptos de la física cuántica, en donde el observador entraba en la titular en los modelos matemáticos, llenos de ecuaciones probabilísticas —las mismas que son usadas para estudiar los juegos de cartas y el comportamiento de las máquinas en los casinos. Esto último no era compatible con sus concepciones, tal vez con su sistema de creencias.
        Hablando sobre credos, no es raro ver científicos y artistas adoptando el ateísmo como una visión del mundo. Sin embargo, en el artista hay siempre una gran dosis de subjetividad en su proceso. Un científico no ve a Dios en la objetividad, mientras que un artista no lo divisa dentro de sí, a pesar, tal vez, de buscarlo angustiosamente. Frecuentemente los dos abandonan los credos. Pero siempre dejan algunos cabos sueltos por ahí, pues recordemos el caso de Freud, que hacía esfuerzos descomunales para mantener el psicoanálisis en el marco de la ciencia y se declaraba ateo, pero de alguna manera seguía creyendo en el diablo. Para todos los casos, y al final de cuentas, dicen que no creer en algo es ya algún tipo de creencia.
        Por lo que nos muestran las inclinaciones artísticas de Einstein, es bien probable que tampoco le gustara una lectura de Kafka o una audición de Billie Holiday. En estos dos últimos vemos trazos profundos de una subjetividad conturbada, que se rompe por los conflictos, por las contradicciones, por el azar, por la riqueza de las posibilidades de un posible final; como lo podemos percibir en la novela El Castillo (de Kafka) o en alguna interpretación de Billie Holiday.
        En el caso de Billie Holiday podemos apreciar una voz que nos revela su historia sin necesidad de ser sus biógrafos, si escuchamos con atención Autum in New York. Con trazos de voz infantil y al mismo tiempo ronca y quebradiza,  manejaba con maestría la interpretación para expresar sus emociones y sentimientos. Sentimos en ella el abandono de su padre durante su infancia, los conflictos con su madre, la caída en la prostitución y su encuentro con las drogas. Podemos abordar también la discriminación sufrida por ser poco blanca y poco negra; o sea, fue discriminada tanto por los credos blancos como por los credos negros.
        En su voz también se puede apreciar algo del azar de los juegos de casino, lo que a su vez se puede observar en su historia musical: se cuenta que se convirtió en cantante por casualidad, buscando desesperadamente alguna actividad artística para ganar algo de dinero. Durante estas aventuras y cuando estaban a punto de echarla de un bar, un pianista de buen carácter le pidió que cantara algo y comenzó así su historia como la más famosa intérprete del jazz.
        Podemos advertir en la interpretación de Autum in New York un leve lloro que viene antes que su voz, como la emoción de base. Esto puede hacernos recordar la radiación de fondo descubierta por los científicos al comienzo de los años sesenta, del siglo pasado, que levantó la sospecha de que el universo habría nacido en algún instante longincuo —el famoso big-bang—, que dejó como resultado algo como el gemido de un niño recién brotado, que debía seguir solitario su propia historia. Hecho comprensible si permanecemos lejos de cualquier credo —proveniente tanto de curas de cualquier tipo, como de científicos de cualquier área; o sea en un espacio donde solo prime la poesía.

Colocamos aquí Autum in New York, de Vernon Duke, interpretada por Billie Holiday: https://www.youtube.com/watch?v=xuzltUeITpw

César Giraldo y algo de jazz

A los pocos días de mi llegada a Sao Paulo conocí a mi gran amigo César Giraldo. Interesante personaje este, César había nacido en Medellín aun en la época de los arrieros y viajó muy joven para Nueva York, en donde trabajó como funcionario de la ONU durante 13 años. Fue reclutado por el ejército norteamericano para pelear en la guerra de Corea, pero se la pasó cantando arias de óperas famosas para los soldados gringos y escribiendo cartas de amor encomendadas por sus colegas de combate (todo esto sin disparar un solo tiro). 

César se declaraba abiertamente anarquista, y murió en su ley en las calles de Sao Paulo, en pésimas condiciones económicas. Detrás de esta especie de rebelde sin causa se escondía una persona sensible, conocedor y amante de la música erudita y popular. Dominaba varias lenguas y fue mi profesor de inglés, al que hice sufrir bastante por mi gran dificultad para aprender idiomas. Sobre el jazz me decía: "Es la música americana por excelencia, es lo único importante que ellos han creado en el área musical". Yo le llegué a insinuar que también habían creado el rock con Elvis Presley, pero a César no le gustaba el rock y no me daba atención.

César Giraldo estaba más en la línea del conocido historiador del jazz Eric J. Hobsbawm que decía que el grande drama de este género musical era que cuando estaba listo para ser adoptado por los jóvenes de los años 50 apareció el rock, y por este motivo no consiguió dejar de ser una música de guetos y de minorías. Sobre el rock César decía (en la misma linea que Hobsbawm) que sus músicos eran un bando de analfabetos musicales, cuya única contribución era haber solidificado la importancia del conjunto musical sobre las habilidades individuales de los músicos. En este sentido yo le decía que lo mismo había ocurrido en la orquesta clásica occidental, pero tampoco me prestaba atención. Intentó hacerme apreciar algunos compositores occidentales como Schumann y Brahms, para esto ayudándose con los relatos de historias intimas y aventuras sexuales de estos dos compositores, tipo de cosas que le fascinaban a César. Siempre me decía: “Brahms es el coñac de la música erudita”. De mi parte debo confesar que nunca conseguí apreciar los citados músicos, tal vez por falta de entrenamiento musical o por mi parca proximidad con las más nobles bebidas destiladas.

Sobre el jazz  voy a compartir  aquí una composición del género, sólo que compuesta por un músico francés (Claude Bolling) e interpretada por el mismo y un grande flautista, también francés (Jean Pierre Rampal). La composición se llama Suite para Flauta y Trío de Jazz y la descubrí durante mi estadía en Cali, junto con otro amigo y colega de trabajo (Henry Meneses), cuando reparábamos placas de circuito impreso para los computadores de la empresa Carvajal y Cia. Aun recuerdo el olor a soldadura que se desprendía de los cautines a alta temperatura, cuyas puntas colocábamos sobre las patas de los circuitos integrados para soldarlos, escuchando simultáneamente la música que se desprendía de la emisora de la Fundación Carvajal, durante las áridas tardes de trabajo. Cuando escuchamos por la primera vez el tema inicial de la suite paramos nuestras labores y nos quedamos en silencio para apreciarlo con toda la atención que se merecía, parecía que habíamos descubierto el paraíso terrenal. Después de varios años de persistentes búsquedas encontré un disco de la obra (ahora está parcialmente en el YouTube). 

Esta grabación fue hecha en los años 90. La primera parte es bien conocida: (Barroque & Blues): 



Creo que este tema les va a encantar también, es esta interpretación de la Pantera Rosa en manos del brillante pianista que también es Claude Bolling: http://www.youtube.com/watch?v=Pr8AqtfAI9c&feature=related